Mamás y papás, la primavera ha llegado a nuestra clase y
diariamente jugamos y aprendemos envueltos por el colorido de las flores, el perfume
del tomillo y romero y la alegría que nos traen
los animales que vienen a visitarnos.
Nuestra aula, tan viva como nosotros, se transforma cada
trimestre en el escenario perfecto donde desarrollar nuestra imaginación y
creatividad, crear aprendizajes nuevos y experiencias positivas en las que el
juego ocupa un papel principal. Como sabéis, ahora es una granja.
Hace unos días, Sara Mercado, mamá de nuestro amigo Ferrán,
nos presentó a la vaca Valentina y a sus amigos los animales, en
un divertido cuento musical. De manera muy lúdica y estimulante, se fueron
hilando actividades que trabajaban el sonido y el silencio, el tono grave y
agudo, la intensidad y duración del sonido y las notas musicales. Tuvimos la
oportunidad de manipular instrumentos como el violín y la flauta de émbolo,
maracas y metalonotas. Una fiesta musical que era interrumpida en ocasiones por
el señor Rayo (el silencio), que nos hacía estar muy calladitos, y era retomada
justo después, por Musizón, el duende de la música que todos llevamos dentro.
Cantamos, bailamos, reímos y disfrutamos muchísimo, en la gran inauguración de
nuestra GRANJA RÍO ALEGRE.
La música está en nosotros desarrollando nuestra capacidad
de percibir, sentir y expresar. El feto y más tarde el bebé, se relaja con el
latir del corazón de la madre, escucha su respiración acompasada y realiza su
primer baile cuando lo mecen al ritmo binario de las nanas. Al igual que muchos
aprendizajes importantes en la vida, la educación musical debe comenzar nueve
meses antes de nacer. El vientre de la madre es el primer pupitre del niño.
Gracias Sara por transmitirnos tu amor hacia la música, por
despertarnos el placer de escuchar y producir sonidos y silencios, y
transportarnos a un mundo mágico mediante juegos sonoros.
Saludos.
Susana Chacón.
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